Los bebés amamantados se enfrentan mejor al estrés más adelante en la vida que sus compañeros de "biberón", según un estudio publicado en Archives of Disease in Childhood. Esta tesis se basó en un estudio de casi 9.000 niños. Para establecer una relación entre la alimentación infantil y la resistencia al estrés, los científicos recopilaron información sobre los recién nacidos y los volvieron a examinar después de 5 y 10 años.
Los científicos recopilaron información sobre los recién nacidos y los volvieron a examinar después de 5 y 10 años. Se examinaron casi 9.000. niños. La información en cuestión, entre otras cosas, si el niño fue amamantado y el nivel de educación y condición social de los padres. Estos factores pueden influir en la respuesta de un niño al estrés y sus mecanismos de afrontamiento.
La lactancia materna determina la calidad del vínculo entre el bebé y la madre
Cuando los niños tenían 10 años, se les pidió a sus maestros que calificaran qué tan ansioso o ansioso estaba el alumno (en una escala de 0 a 50). Por otro lado, se preguntó a los padres sobre problemas familiares, divorcios o separaciones que ocurrieron cuando el niño tenía entre 5 y 10 años. Como era de esperar, los hijos de parejas divorciadas o separadas resultaron estar más ansiosos que sus compañeros que no estuvieron expuestos a tales experiencias. Más importante aún, resultó que los niños amamantados obtuvieron aproximadamente el doble, y los niños con "biberón", más de nueve veces peores resultados en la prueba de esfuerzo que los niños sin experiencias familiares difíciles. No es que la lactancia materna por sí sola te ayude a afrontar mejor las situaciones difíciles de la vida, dicen los investigadores. Sin embargo, en su opinión, la forma en que se alimenta a un niño puede indicar ciertos comportamientos de los padres.
Los investigadores citaron, por ejemplo, estudios en animales que sugieren que la calidad del contacto físico entre madre e hijo en los primeros días de vida puede afectar el desarrollo de las vías neuronales y hormonales implicadas en la respuesta al estrés en la descendencia. La lactancia materna también puede determinar la calidad del vínculo entre el bebé y la madre. Esto, a su vez, puede afectar permanentemente el nivel de ansiedad de un niño en situaciones de entrenamiento y vida, sugieren los investigadores.