El trauma es una experiencia muy fuerte, comparable al estrés extremo. Puede tener efectos duraderos que son difíciles de revertir. Los síntomas del trauma incluyen entumecimiento mental y shock. Las acciones de la persona involucrada en el evento traumático son conscientes, pero en muchos casos, se borran rápidamente de la memoria. A menudo, el proceso más difícil y largo es recuperarse. Sucede que es imposible regresar por completo al estado anterior al trauma.
¿Qué causa el trauma?
El trauma, o cierto tipo de trauma psicológico, es una condición causada por un factor repentino que amenaza la vida o la salud. Por lo general, conduce a cambios graves que dificultan el funcionamiento diario de una persona, y en consecuencia perpetúa las dificultades que impiden volver al estado original. A menudo, estas dificultades forman una configuración de síntomas que pueden crear entidades médicas, como una reacción de estrés agudo o un trastorno de estrés postraumático.
El concepto de trauma suele asociarse con emergencias como:
- accidente de tráfico,
- ataque,
- golpeando,
- muerte de un ser querido,
- violación.
Los factores traumáticos pueden ser tanto eventos únicos con una carga emocional extremadamente negativa como estímulos repetidos, ligeramente más leves, que ocurren con suficiente frecuencia que, como consecuencia, también conducen a para el estado de ánimo depresivo periódico, actividad reducida, ansiedad, dificultad para dormir, etc. Un ejemplo de una situación traumática prolongada o repetitiva puede ser la experiencia de violencia doméstica, acoso laboral, acoso escolar, etc.
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Los efectos de las experiencias traumáticas
El impacto del evento traumático en una persona determinada depende en gran medida de los recursos de una persona en particular. Son factores como el condicionamiento biológico, el apoyo social, el estado en el que se encontraba la persona en el momento del evento, etc., los que influyen en el grado de consecuencias que se desencadenarán en una determinada persona.
Los expertos que trabajan en el campo de la intervención en crisis, describiendo el estado después de sufrir un trauma, solían decir que es "una reacción normal del cuerpo a una situación anormal". Las situaciones traumáticas, que podrían llamarse traumáticas, pueden ocurrir durante la vida de una persona al menos algunas, y sin embargo, no todas dejarán una marca permanente en la psique.
La especie humana ha sido dotada de numerosos mecanismos para afrontar situaciones difíciles. La mayoría de las reacciones que podemos observar en nuestro cuerpo tras una situación traumática sirven para un retorno natural al equilibrio psicofísico. La persistencia de los siguientes síntomas inmediatamente después del evento traumático no necesariamente tiene consecuencias graves:
- Experimentar mucha ansiedad,
- Temblando, llorando, palideciendo
- Pulso y respiración rápida,
- Sin reacción a los intentos de establecer contacto, la sensación de estar ausente,
- Quedarse inmóvil o repetir nerviosamente comportamientos, gestos, palabras, etc. inadecuados.
Son las habilidades personales, las predisposiciones y la calidad del apoyo recibido lo que determina cuán profundamente y durante cuánto tiempo un evento traumático puede dominar la vida cotidiana. Aún no es necesario incluir el apoyo de un especialista en esta etapa, pero puede ser de gran ayuda cuando los síntomas persisten en el tiempo, generando mayores dificultades en diferentes áreas de la vida. Puede haber muchas consecuencias de eventos traumáticos. Vale la pena conocerlos para poder notar síntomas perturbadores a tiempo en usted mismo o en una persona cuya psique ha estado expuesta a una tensión excesiva. Aconsejo no tratar de diagnosticar, por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático por su cuenta, pero vale la pena conocer los factores que deben preocuparse por la ocurrencia.
Problema
En un mundo donde la terminología psicológica se está convirtiendo en una parte integral del vocabulario cotidiano, es difícil estar seguro de que lo que queremos decir es realmente lo que es. Desde hace algún tiempo, la palabra "trauma" se usa en todos los casos, una mala nota en un examen, un malentendido con el jefe o una pelea con un conductor desatento en la calle es un trauma. El lugar común de ciertos conceptos desdibuja los límites de lo que realmente son y qué fenómeno describen. El uso intercambiable de los términos trauma, shock psicológico, trauma, shock, etc., a menudo conduce a malentendidos o allanar injustamente las experiencias de los demás. Teniendo en cuenta los procesos naturales por los que atraviesa el lenguaje, especialmente el lenguaje coloquial, animo a todos aquellos que estén interesados en la psicología a organizar su terminología.
Lea también: Síndrome delirante: causas, síntomas y tratamiento del TDAH en adultos: síntomas y tratamiento Estrés postraumático: síntomas. ¿Cómo reconocer el estrés postraumático?Los efectos persistentes del trauma experimentado deben consultarse con un especialista.
Si los síntomas persisten, los siguientes síntomas deben consultarse con un especialista:
- Estado de ánimo deprimido, sentimiento prolongado de tristeza, depresión, arrepentimiento, vergüenza, etc.
- Sensación de sobreexcitación, dificultad para concentrarse, prestar atención,
- Ataques de ansiedad causados por factores aparentemente triviales, un estado persistente de ansiedad,
- Miedos irracionales por su vida y su salud y la de sus seres queridos,
- Dificultad para experimentar emociones, sentirse aislado de las emociones o emocionalidad excesiva e inadecuada,
- Pensamientos, imágenes y / o sonidos obsesivamente recurrentes relacionados con el evento traumático, reviviendo el trauma,
- Evitar lugares, situaciones y personas relacionadas con un evento traumático,
- Dificultad para dormir, por ejemplo, pesadillas realistas, insomnio, etc.
- Dificultad para hacer frente a la ira, sentirse enojado.
Las personas que experimentaron un trauma a menudo reaccionan a estímulos objetivamente seguros, que sienten que están relacionados con el trauma, como si se tratara del estímulo traumatizante primario. El estímulo que desencadena la reacción del cuerpo puede incluir:
- sonido,
- oler,
- vista de un lugar, persona, etc. específicos,
- tacto (físico, textura superficial, etc.)
- sentimiento de impotencia similar al que aparece en una situación traumática,
- relaciones sociales específicas,
- situación de estrés excesivo no relacionado con el evento traumático primario, etc.
Por ejemplo, en un sobreviviente de un accidente de tráfico, tal estímulo puede ser el chirrido de un automóvil al frenar, el sonido de un objeto metálico que cae o el olor que acompaña al evento. Una persona que solo presenció el hecho puede sucumbir al mismo mecanismo. Para alguien que ha visto morir a un peatón bajo las ruedas de un automóvil, el estímulo desencadenante puede ser el olor de un árbol que florece cerca, el grito de otro transeúnte, etc.
Es esta reacción automática e inadecuada a la amenaza real la que intensifica los efectos negativos del trauma. En esta situación, el cuerpo cae en un círculo vicioso. Lee cada vez más los estímulos como peligrosos, por lo que está más atento. Cuanto mayor sea la vigilancia (estado constante de tensión y disposición a reaccionar), mayor será la probabilidad de que encuentre y encuentre otro estímulo como peligroso, lo que a su vez puede provocar una vigilancia aún mayor. De esta forma, la impresión de una amenaza real sigue creciendo.
Desafortunadamente, también sucede que la experiencia traumática, al perturbar fuertemente el equilibrio psicofísico, resulta ser un estímulo para enfermedades y trastornos mentales de diferente naturaleza, por ejemplo, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, etc. Después de una experiencia tan fuerte, las personas con cierta tendencia a una determinada enfermedad o una enfermedad en remisión puede esperar que aparezcan síntomas.
Vale recordar que el cuerpo humano puede hacer frente a muchos eventos traumáticos por sí solo, con el apoyo social adecuado, sin embargo, si después de una semana los síntomas persisten o incluso se hacen más fuertes, vale la pena optar por una consulta psicológica.