El fibroma nonosificans es una lesión benigna y no cancerosa que ocurre con mayor frecuencia en personas jóvenes entre los 5 y los 15 años de edad. ¿Cuáles son las causas y los síntomas del fibroma no osificante? Como es tratado?
Fibroma no osificante (fibroma no osificante) es uno de los cambios óseos benignos no neoplásicos más comunes. Se desconocen las razones de su formación, pero se sabe que es una especie de defecto del desarrollo en el que las áreas de osificación normal están ocupadas por tejido conectivo. Ocurre en niños y adolescentes, principalmente entre los 5 y 15 años de edad, con mayor frecuencia en niños que en niñas. Por lo general, se encuentra cerca de las epífisis de los huesos largos, generalmente la metáfisis distal del fémur y la metáfisis proximal de la tibia. A medida que el esqueleto crece, puede moverse hacia las epífisis. Su diámetro rara vez supera los pocos centímetros. En raras ocasiones, los fibromas no osificantes aparecen simétricamente en dos huesos o son múltiples y coexisten con lesiones pigmentadas de la piel (síndrome de Jaffe Campanacci).
Fibroma no osificante: síntomas
Los fibromas no osificantes de pequeño tamaño no suelen causar ninguna molestia, y la mayoría de ellos se detectan de forma accidental al realizar exploraciones radiológicas por otras indicaciones.
En el caso de fibromas extensos, provocan dolor debido a la presencia de microfracturas e hinchazón del miembro afectado. Además, pueden provocar fracturas patológicas.
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En el examen macroscópico, las lesiones son de color gris o marrón amarillento. Por otro lado, el examen microscópico muestra que las lesiones están compuestas por fibroblastos citológicamente benignos que forman un sistema espinoso y células gigantes multinucleadas. A menudo se presentan focos de lesiones hemorrágicas, hematomas y depósitos de hemosiderina.
El diagnóstico se basa en una radiografía, que muestra un defecto óseo fibroso, bien delimitado por un borde esclerótico, generalmente de forma redonda, situado de forma excéntrica. Debe tenerse en cuenta que los fibrosarcomas de bajo grado pueden tener una imagen de rayos X similar.
Fibroma no osificante: tratamiento
Debido al hecho de que la mayoría de los fibromas no osificantes se retiran espontáneamente durante o poco después de la pubertad, se adopta el procedimiento presuntivo. Los cambios menores en los niños requieren una imagen de rayos X de control cada seis meses. En el caso de fibromas grandes, la cirugía puede ser aplicable.
Se observan lesiones asintomáticas que cubren menos del 50% de la sección transversal ósea, ya que en ocasiones la lesión se cura por sí sola mediante procesos de remodelación ósea. Si la lesión aumenta de tamaño, es necesario curarla y rellenar el defecto resultante con injertos óseos.
En el caso de fibromas grandes no osificantes, que cubren más del 50% de la sección transversal del hueso, existe un mayor riesgo de fractura patológica. En tales casos, se debe considerar el tratamiento quirúrgico, incluido el legrado y el relleno del defecto con injertos óseos. Además, puede ser necesario utilizar una fijación interna en lugares con especial riesgo de fractura, por ejemplo, en el extremo proximal del fémur.
Los pacientes con fracturas patológicas deben, si es posible, ser tratados de forma no quirúrgica. Existe evidencia de que la curación de la fractura aumenta la posibilidad de curación espontánea del fibroma no osteogénico. Sin embargo, debe recordarse que un paciente con una fractura patológica debe ser monitoreado hasta que el callo se remodele lo suficiente y finalmente se determine la naturaleza de la lesión que causa la fractura. Si, a pesar de la curación de la fractura, la lesión no se cura por sí sola, está indicado el tratamiento quirúrgico: legrado y relleno del defecto con injertos óseos.