¿Cómo comer durante una enfermedad oncológica, qué comer y qué evitar, qué es la nutrición médica especializada y por qué debería ser una parte integral del tratamiento? - a estas y otras preguntas en el marco de la campaña educativa "Nutrición médica - Tus comidas en la lucha contra las enfermedades", responde Ewa Ceborska-Scheiterbauer, dietista especializada en la nutrición de personas que padecen oncología.
Durante una enfermedad oncológica, la tasa metabólica y la necesidad de nutrientes del cuerpo a menudo aumentan. Además, a menudo hay efectos secundarios que dificultan la alimentación, como náuseas, vómitos, diarrea, un sabor metálico desagradable en la boca o incluso anorexia. Sucede que comer se dificulta adicionalmente debido a la irritación de la mucosa oral y el tracto gastrointestinal o dificultades para tragar. En tal situación, garantizar el nivel adecuado de nutrición del cuerpo es un verdadero desafío.
En primer lugar, debe recordarse que una dieta adecuadamente compuesta puede reducir significativamente los efectos secundarios de la quimioterapia y mejorar los efectos del tratamiento.A pesar de estas dolencias, es extremadamente importante satisfacer las necesidades diarias de nutrientes del cuerpo. Redactar la dieta adecuada es siempre un asunto individual, por lo que cada paciente debe consultar a su médico o nutricionista en su menú.
Si el paciente no experimenta efectos secundarios del tratamiento, la dieta no debe diferir significativamente de una dieta óptima y equilibrada de una persona sana. Muy a menudo es necesario aumentar la cantidad de proteínas en el menú. Es importante que la dieta satisfaga plenamente las necesidades del cuerpo de todos los nutrientes. Sin embargo, hay situaciones en las que la dieta tradicional no es suficiente. Entonces vale la pena introducir preparaciones nutricionales orales que contengan una gran dosis de energía y nutrientes que complementen la dieta diaria en las proporciones adecuadas. Como resultado, ayudan a mantener el nivel adecuado de nutrición del cuerpo de la persona enferma, lo que aumenta las posibilidades de mejorar la condición general del cuerpo y prepararse para el proceso de terapia.
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No existe una dieta universal que sea adecuada para todos. Por lo tanto, todos los pacientes deben beneficiarse del asesoramiento nutricional profesional al iniciar el proceso de tratamiento. Sin embargo, existen algunas reglas que pueden facilitar la alimentación. En primer lugar, vale la pena cuidar las comidas regulares en pequeñas porciones de 5 a 6 veces al día. Esto evitará una tensión excesiva en el sistema digestivo ya debilitado por la enfermedad. La dieta diaria debe incluir verduras y frutas frescas (crudas, cocidas u horneadas según la salud del paciente y el tipo de cáncer). El papel más importante en la dieta lo juegan los productos con un alto contenido de proteínas, p. Ej. cuajada magra, yogur natural, carnes magras o pescados de mar. Estos productos no deben faltar en el menú diario. Las fuentes de energía, a su vez, deben encontrarse en el pan duro, las pastas, los cereales y también en una pequeña cantidad de grasas vegetales. Para hidratar adecuadamente el cuerpo, debe beber unos 2 litros de agua al día. Lo ideal será agua sin gas, té ligero, café en grano o, en algunos casos, pequeñas cantidades de jugos recién exprimidos sin azúcar agregada.
La nutrición médica son preparaciones nutricionales especializadas de alta energía que contienen una composición adecuada de nutrientes, como proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales. El propósito del uso de suplementos nutricionales orales es satisfacer la creciente demanda del cuerpo de nutrientes esenciales cuando la dieta tradicional es insuficiente o en los casos en que el paciente tiene dificultades para comer. La nutrición médica correctamente introducida respalda el tratamiento y le da fuerza para combatir la enfermedad.
Los suplementos nutricionales orales se utilizan mejor para complementar su dieta diaria. La necesidad del cuerpo de componentes individuales puede diferir según el paciente. Por lo general, se recomienda consumir 2 botellas al día, pero en ocasiones puede aumentar a 5 o 7 botellas al día dependiendo de la preparación seleccionada. Es mejor comer la preparación fría, porque entonces sabe mejor. El consumo rápido del producto, debido a la alta concentración de nutrientes, puede sobrecargar el tracto gastrointestinal, por lo que se recomienda consumirlo lentamente, durante unos 30 minutos. Las preparaciones nutricionales especializadas se pueden utilizar solas entre comidas, como base o complemento de los platos para aumentar su valor nutricional.