Un quiste seminal, o espermatocele, es una lesión epididimaria benigna que no requiere tratamiento. Con una condición: que no cause demasiada incomodidad al hombre. Sin embargo, si un quiste seminal le dificulta la vida, se puede extirpar quirúrgicamente.
Un quiste seminal (quiste espermático, espermacotele) es una criatura con forma de bolsa que se extiende desde el epidídimo lleno de semen. Surge como resultado del bloqueo de la boca del canal que drena los espermatozoides del testículo hacia el epidídimo y el estiramiento de su pared. No se sabe completamente por qué sucede esto. Las causas incluyen, por ejemplo, lesiones escrotales o inflamación pasada. Hasta cierto punto, la edad de un hombre también contribuye a un mayor riesgo de desarrollar un quiste seminal. Es más común en hombres entre las edades de 40 y 60, pero también ocurre en niños más jóvenes e incluso adolescentes. Un quiste también puede surgir en pacientes con la enfermedad de von Hippel-Lindau; es un síndrome de mayor predisposición al cáncer.
Los síntomas del quiste epididimario
La lesión en el epidídimo se detecta simplemente al tacto, a veces por un médico durante los controles médicos periódicos, pero generalmente por el propio hombre durante el autoexamen. Por encima del testículo - recuerde que el izquierdo suele estar un poco más bajo que el derecho - hay un bulto más pequeño o más grande (de unos pocos milímetros a varios centímetros), bastante duro, con una estructura abultada, que parece estar separado del propio testículo. Si es muy pequeño, por ejemplo, 1 cm, puede que no dé ningún síntoma adicional. Los quistes más grandes a veces causan mucha incomodidad e incluso dolor. El testículo con el quiste parece más pesado, el escroto se agranda, se hincha, a veces también duele y la piel se enrojece.
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Especialmente en los hombres más jóvenes, el espermatocele puede causar ansiedad. Cualquier cambio en los órganos genitales pasa los ojos sin dormir, porque pertenecen a los llamados temas embarazosos. Ir al médico para mostrar una lesión genital es diferente a mostrar una pierna o garganta dañada. Sin embargo, solo un especialista puede hacer un diagnóstico en este caso. Es necesario acudir a un urólogo o médico de familia, entre otras cosas, para descartar enfermedades graves. Un quiste seminal puede confundirse con, por ejemplo, varices o incluso con un tumor neoplásico.
¿Cómo es el examen urológico?
El examen generalmente lo realiza un urólogo. Primero, el médico realiza una entrevista detallada con el paciente y luego procede a inspeccionar el escroto. Espere palpar (con los dedos) y use una linterna. Este es un método simple y muy bueno que a menudo le permite evaluar de inmediato la naturaleza del cambio. El quiste es una "bolsa" llena de líquido, por lo que deja pasar una linterna. Si no es así, es un cuerpo sólido más duro y se deben implementar diagnósticos más detallados. Asimismo, en el caso de las más mínimas dudas, el médico deberá ordenar una ecografía, que en la mayoría de los casos las disipa. A veces también se realiza una resonancia magnética.
Tratamiento del espermatocele
Si el quiste seminal es pequeño y no causa ninguna molestia, no se trata. Sin embargo, debe ser monitoreada y realizarse una ecografía de vez en cuando. Cuando se descubre que la lesión está creciendo, su médico considerará extirparla. Sin embargo, a menudo, los quistes diminutos se reabsorben y desaparecen sin dejar rastro. Si, por el contrario, el espermatocele duele o interfiere con el funcionamiento diario, se puede extraer durante la cirugía. Sin embargo, esto siempre debe considerarse cuidadosamente, ya que existe el riesgo de que los conductos deferentes o el epidídimo se dañen durante la operación, y esto puede afectar la fertilidad futura de un hombre. Si el quiste no es muy problemático y la paciente planea tener hijos, es mejor evitar la cirugía.
La operación para extirpar el quiste seminal implica hacer una incisión en el área del epidídimo a través de la cual el cirujano extrae el quiste y lo corta. Luego, el tumor se envía para un examen histopatológico. La incisión se sutura con suturas que se disuelven. El procedimiento se realiza bajo anestesia general y dura unos 40 minutos. Por lo general, después de unas horas de observación, el paciente puede salir del hospital. Para reducir la hinchazón, se recomienda descansar, enfriar compresas y levantar el escroto. Es posible que sienta molestias posoperatorias durante 3 semanas después del procedimiento.
Una alternativa a la intervención quirúrgica es la escleroterapia, es decir, extraer líquido del quiste e inyectar una sustancia en él, lo que produce cicatrices. En el contexto de la paternidad planificada, este procedimiento lamentablemente también es riesgoso.
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