Es difícil hablar con una persona que acaba de experimentar una tragedia. ¿Quieres ayudar, traer alivio, pero no sabes cómo hacerlo?
El sufrimiento evoca compasión, pero también intimidación, una sensación de impotencia y miedo. A veces evita el contacto con personas que están pasando por una tragedia. Tienes miedo de causar molestias o dolor con una palabra incómoda. Por eso es bueno saber hablar con personas traumatizadas. Primero que nada, vale la pena conocer los errores que solemos cometer.
No me obligues a animarte
El error más común es tratar de consolar a la persona que está sufriendo demasiado rápido. Imaginamos el apoyo emocional y la ayuda psicológica en el modelo de rescate inmediato. El alma, sin embargo, trabaja de manera diferente al cuerpo, y demasiado pronto un consuelo hace más daño que bien. Imagina que un niño pequeño tiene a su amado perro chocando contra sus ruedas y sus padres tratan de calmar su llanto diciendo: "No te preocupes, te compraremos uno nuevo ...". Una madre cuyo hijo ha muerto no quiere que nadie le quite el dolor. Por el contrario, la comodidad puede percibirse como algo malo, algo fuera de lugar. Y hay sabiduría en ello, porque si nos consolamos demasiado rápido después de una tragedia y huimos del sufrimiento, el dolor nunca nos abandona realmente. Pasarán los años y los retornos más fuertes. Además, los psicólogos han descubierto que esos sufrimientos reprimidos y "congelados" se convierten en la fuente de diversos trastornos mentales, tienen un efecto devastador en el cuerpo y también facilitan el desarrollo de enfermedades somáticas como el cáncer.
Ser sólo
Entonces, ¿qué debe hacer cuando alguien ha experimentado una tragedia? En el primer momento, es importante una ayuda concreta y tangible para tratar asuntos específicos. Muchas veces, un hombre no puede hacerlo después de un evento trágico. En cuanto a la ayuda psicológica, los familiares no tienen que decir nada específico en esta primera fase. Algunas tragedias no se pueden "endulzar". Sin embargo, es importante estar con la persona que sufre. Saber que no está solo con su dolor es de gran ayuda. Acompañar a alguien que sufre es un asunto difícil: al trauma le siguen todas las emociones desagradables como la desesperación, el dolor, el arrepentimiento, la ira, el miedo, a menudo el odio, un sentimiento de injusticia y un sentimiento de culpa, y su expresión a veces es dramática. Sin embargo, si podemos escuchar y aceptar lo que alguien está experimentando, lo ayudamos. Esto es especialmente importante en la primera fase posterior al trauma.
Reacciones comunes después de un trauma:
- El primer instinto es la incredulidad y la negación.
- Luego (a veces incluso después de una semana) hay ira, dolor hacia el mundo, rencores contra Dios, desesperación, etc.
- La siguiente fase es el dolor, el duelo y la depresión: colapso, depresión, apatía.
- Solo al final puede haber aceptación y reconciliación con el destino.
Reglas de oro de soporte
- Si desea ayudar, asigne un lugar adecuado para ello. La conversación sobre el sufrimiento no debe tener lugar en ningún lugar, por ejemplo, en el pasillo.
- Reserva tiempo para la entrevista. Si dura demasiado (por ejemplo, más de 2 horas), vale la pena suspenderlo, por ejemplo: "Volvamos a esto mañana, ¿de acuerdo?". Sobre todo, escuche, hable menos.
- Tómate tu tiempo para aliviarlo. Permita que la otra persona experimente sufrimiento, pero no lo alimente.
- No presione con fuerza. "Controla, no te pongas histérico", "A otras personas también les pasa", etc. Es necesario que experimentes el sufrimiento y el dolor para que puedas mejorar después.
- Sea empático, pero no deje que estos sentimientos lo inunden.
- Tenga cuidado al dar consejos. "Para dejar de llorar hay que ...", "Si quieres dejar de sufrir, entonces ...". Los consejos no son necesarios, es más importante hacer preguntas, escuchar las respuestas y posiblemente hacer sugerencias.
- Se amable. No siempre trae alivio, pero ciertamente no dolerá.
- Considere la ayuda real tangible.Las personas después de una experiencia trágica a menudo no pueden emprender actividades ordinarias, organizar los asuntos necesarios, etc.
Otro error común que cometemos es la excesiva empatía. Tratamos de mostrar la máxima compasión, a veces nos identificamos con la tragedia de la otra persona. Tal "fusionarse" con el sufrimiento de otra persona y experimentar sus sentimientos con él no le ayuda en absoluto. Demasiada compasión es una distracción de dos maneras. La persona que sufre puede sentir que su dolor ha "infectado" a alguien y lo ha herido, y esto inhibe la tendencia a compartirlo con alguien. Los psicólogos también han descubierto que las personas que son demasiado compasivas a menudo se comportan de manera antisocial: en lugar de ayudar, comienzan a concentrarse en sus propias emociones. Un hombre que sufre necesita comprensión, pero la llevan personas que no se sienten abrumadas por este sufrimiento. Entonces es importante apoyarse en alguien fuerte.
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Tratar de entender
Las personas experimentan eventos dramáticos de manera muy individual. Si queremos ayudar a otra persona, primero debemos comprender los detalles de su experiencia. En la fase de dolor, las personas necesitan la presencia de otros. En la fase de duelo, sin embargo, la mera presencia no es suficiente. En esta etapa, es importante escuchar con atención, hacer preguntas y sentir empatía. Entonces también necesita una discusión y la capacidad de mostrar otros lados del evento, a los que la víctima a menudo no presta atención. También hay espacio para el apoyo espiritual en este momento. Esto se aplica no solo a cuestiones de religión, sino también a la conversación sobre el significado de la vida, su propósito, su propio lugar en la tierra y los planes para el futuro. El sufrimiento hace que las personas se enfrenten a su visión actual del mundo. Muchos psicólogos creen que bajo la influencia de la tragedia a menudo nos volvemos mejores: maduros, más sabios y más responsables. Sin embargo, con la condición de que experimentemos nuestro dolor y reflexionemos sobre él. Además, las conversaciones con otras personas son muy útiles. Y esta es la tarea de los seres queridos: compasión, diálogo, cambio de perspectiva. Esto le brinda alivio, le da esperanza para el futuro y, después de un tiempo, le permite aceptar un destino cruel.
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