Durante una pandemia, cada uno de nosotros experimenta varias pérdidas menores o mayores, debido a viajes cancelados, bodas o pérdida de la vida cotidiana. Esto tiene un gran impacto en nuestra salud emocional. Los terapeutas sugieren cómo animarse durante este tiempo.
¿Qué palabra está más asociada con el brote? La mayoría de nosotros responderemos "ansiedad". Sin embargo, si nos sentáramos en la oficina del terapeuta, con la misma frecuencia escucharíamos otra palabra: "pérdida".
Como resultado de la propagación de la pandemia de coronavirus, lloramos todos los días no solo la pérdida de la salud, la vida o el trabajo, sino también las cosas más mundanas, como bodas, bodas, eventos deportivos o incluso ir de compras o visitar una peluquería. Para las personas que pierden a sus familiares en este momento, también existe la pérdida de la posibilidad de organizar un funeral, tristeza conjunta y duelo.
La clínica psicológica ayudará en relación con la epidemia de coronavirus
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Como sostiene la terapeuta Lori Gottlieb, estas pequeñas pérdidas son tan importantes como las grandes, porque afectan nuestra salud emocional. Algunos de ellos argumentan que no existe una jerarquía de dolor: el dolor es dolor. El sufrimiento no debe calificarse, no participamos en el concurso.
Lo mismo ocurre con el duelo. Cuando evaluamos el dolor, minimizamos uno y el otro como justo, más importante, más apropiado; de esta manera, dejamos que muchas personas sufran por sí mismas.
A las personas les resulta difícil hablar de estas pérdidas "silenciosas" por temor a ser juzgadas por los demás: que son irrelevantes o que deben tratarse rápidamente.
Actualmente, personas de todas las edades sufren pérdidas por cancelaciones de bodas y viajes, actuaciones, competiciones deportivas, bailes o estudios suspendidos. También perdimos nuestra rutina y previsibilidad, lo obvio todos los días: estanterías de supermercado llenas, acceso ilimitado a productos básicos. Por eso, además de la ansiedad colectiva, también experimentamos el duelo colectivo.
Aquí hay formas de lidiar con todas estas emociones y anímate a ti mismo durante este momento difícil.
Acepta tu luto
Aunque la ansiedad no es agradable, es más fácil de reconocer que el duelo. Esto se debe a que existen dos tipos de ansiedad: productiva e improductiva. Podemos usarlo para hacer algo efectivo, transformando preocupaciones en acciones, como lavarse las manos, aislarnos o enviar comidas a los seres queridos, especialmente a los mayores. Es improductivo pasar días buscando la información más reciente sobre el virus y preocupándose por él.
Por otro lado, la desesperación es un proceso mucho más tranquilo. Requiere que enfrentemos nuestro dolor, que sintamos una cierta tristeza, tan incómoda que tratemos de deshacernos de ella por todos los medios. Incluso en circunstancias normales, hacemos esto. Para mí y mis hijos.
Cuando en tiempos "normales" un niño dice que está triste, la respuesta habitual es: "¡Oye, no estés triste! ¿Por qué no vamos por un helado? Hoy, cuando el mundo entero está luchando contra el coronavirus, cuando decimos: "Estoy triste, echo de menos las reuniones con mis amigos", podemos responder así: "Oye, mira qué suerte tenemos de no estar enfermos".
Sin embargo, puede ser más útil: "Sé que te sientes muy triste por eso, sé que no tener la oportunidad de conocer a tus colegas es una gran pérdida para ti".
Así como nuestros hijos necesitan reconocimiento por su tristeza, los adultos también necesitamos reconocer la nuestra.
A veces confundimos nuestros sentimientos. Creemos que es mejor, pero realmente nos sentimos un poco peor. Nos ayuda a recordar que estos sentimientos todavía existen; se manifestarán de otras maneras: en la incapacidad para quedarse quietos, en la ira (que es especialmente problemática en las relaciones cercanas), en la falta de apetito o en la lucha por controlar el apetito, o en la incapacidad para concentrarse o dormir.
Cuanto antes admitamos ante nosotros mismos y ante quienes nos rodean que estas pérdidas son importantes para nosotros, antes nos sentiremos aliviados y en paz.
Estar presente aquí y ahora
Existe el tipo de pérdida que muchos de nosotros estamos experimentando en este momento: se conoce como "arrepentimiento ambiguo". Un ejemplo sería la situación en la que nuestro cónyuge sufre de demencia: todavía estamos casados, pero el cónyuge no nos reconoce, no está presente con nosotros en espíritu. Otro ejemplo es experimentar una tristeza ambigua por no poder concebir y lamentar la pérdida de un feto. Durante la pandemia de coronavirus, podemos sentir tales emociones cuando pensamos en cuánto durará, ¿qué pasa con las vacaciones o las vacaciones?
Este tipo de pérdida puede dejarnos en un estado de duelo constante, por eso es tan importante que nos enfoquemos en el presente en lugar de futurizar, reflexionando sobre pérdidas que aún no han ocurrido y que quizás nunca sucedan. Centrémonos en el presente. Permitámonos sentir la pérdida, pero a la vez sentirnos seguros: leamos un buen libro, comamos una rica cena con los niños que ahora están aprendiendo en casa, aprovechemos la posibilidad de contactar a familiares y amigos en línea.
Que todos lamenten a su manera
Aunque el sentimiento de pérdida es común ahora, todos lo experimentan a su manera. Es muy personal. Algunos buscan alivio manteniéndose al día con la información y discutiendo las últimas noticias durante la cena, otros prefieren aislarse y ver una comedia ligera para olvidarse de lo que sucede a su alrededor por un tiempo. Para algunos, la pérdida de estabilidad conduce a la liquidación de la mortalidad, mientras que para otros, conduce a una reorganización del gabinete.
En una palabra, no existe una forma universal de lidiar con el dolor. Todo el mundo atraviesa una pérdida de una manera única, por lo que es importante dejar que las personas se desesperen de cualquier forma que les ayude, sin reducir sus pérdidas ni presionarlas para que lloren de acuerdo con nuestras instrucciones. La regla de oro es: hazlo a tu manera y deja que los demás hagan lo mismo.
Fuente: New York Times